PERSPECTIVAS 2020
Una vez más los abogados argentinos enfrentamos un año de incertidumbres. Y aunque duela un poco decirlo, no es más que la realidad. En efecto, si hablamos simplemente de los últimos años, en 2016, 2017 y 2018 esperamos el “segundo semestre”, y en 2019 tuvimos “un año de elecciones”. Y así llegamos a este 2020 con nuevo gobierno y un panorama aun indefinido.
Pero los abogados ya estamos acostumbrados a esto: si el clima de negocios es bueno, seremos abogados transaccionales y, si es malo, nos dedicaremos a temas regulatorios, cuestiones cambiarias, insolvencia, restructuraciones, operaciones en distress, más todo aquello que no para nunca en nuestra profesión, como lo son las áreas corporativas, laborales, de marcas y patentes, entre otras muchas, cuya vigencia no depende de los avatares de la economía del País.
El 2019 nos dejó activos particularmente en materia de restructuraciones, insolvencia, concursos y quiebras. Así, muchos de nosotros estuvimos (y estamos), de algún modo u otro, involucrados en los procesos de restructuración de Molino Cañuelas, Ribera Desarollos, Vicentin, Garbarino, Ribeiro y la lista sigue.
El 2020 en este sentido, seguirá también muy activo en la materia. Ha crecido notablemente el número de empresas que enfrentan dificultades, los concursos, las restructuraciones y las quiebras van en aumento y la tendencia parece que por el momento no se revertirá.
De la mano también de un mayor intervencionismo estatal que puede preverse, vendrá trabajo para las áreas regulatorias y de derecho público con seguridad.
Por su parte, Vaca Muerta debería “resucitar” en algún momento, si el gobierno muestra algunos indicios para que ello ocurra y, de ser así, no sólo la actividad específica de oil & gas, sino también la de real estate y todos los suppliers, estarán activos y con ellos nosotros.
Finalmente, con una mirada optimista, quisiera detenerme más en lo nuevo, en lo que se viene (o ya llegó), en el desarrollo de nuevas áreas, en el desarrollo de lo que creemos que será el futuro de la profesión.
Mucho se ha dicho sobre el impacto de la tecnología en la profesión y sobre las firmas de servicios legales, y muchos hace un tiempo ya nos hemos puesto a trabajar el ello. No sería una novedad hoy para nadie, decir que las firmas de abogados están cambiando, que la tecnología ha hecho que nuestro trabajo varíe, que la misma administración de justicia también está cambiando, etc. Esto, insisto, no es nuevo y creo que todos ya lo hemos aceptado y, algunos antes y otros después, nos vamos adaptando a los nuevos tiempos.
Pero si el ejercicio de la profesión cambió por acción de la tecnología, lo que está cambiando también son las áreas del derecho. En efecto, hace algunos años empezamos a hablar del derecho de la tecnología, hace algo menos de las Fintechs y su regulación, y ahora de las biociencias y su área específica dentro del derecho también.
Nos alegra particularmente en ZBV estar activos en estos temas. Desde hace algunos años con cuestiones de tecnología y Fintechs, pero desde hace menos tiempo en cuestiones de biociencias y biotecnología que representan nuevos desafíos para la profesión e implican están a la vanguardia del derecho.
Por eso pensando el año 2020 para los abogados, diría que tendremos un año de incertidumbres, con una fuerte carga en las áreas de restructuraciones e insolvencia, así como en las regulatorias y de derecho público. Posiblemente, al menos hasta que la situación del País esté más clara, habrá poco M&A (al menos con inversión extranjera) y sí creo firmemente en el desarrollo y crecimiento de estas nuevas áreas, que aun en tiempos de crisis siguen desembarcando en nuestro País en busca de materia gris de nivel extraordinario y costos claramente competitivos.
Por Francisco Roggero
socio en Zang, Bergel & Viñes Abogados